El bizcocho es una de las preparaciones más básicas de la repostería. Existen tantas recetas como pasteleros, lo que puede desorientar más que ayudar a quienes están comenzando o aún no dan con su fórmula personal. En esta entrada intentaremos darte algunos trucos para mejorar los resultados y evitar la frustración que supone un bizcocho chafado, apelmazado o crudo en el centro.
Paso 1. Montar las claras a punto de nieve (4 claras)
En un bol suficientemente grande para contener la mezcla, bate las claras hasta que se sostengan en la varilla. Las burbujas de aire que se añade a las claras, darán como resultado un bizcocho más esponjoso.
Paso 2. No prescindir completamente del azúcar (4 cucharadas)
Si bien, siempre que podemos, optamos por reemplazar el azúcar por endulzantes libres de calorías o miel, el azúcar juega un rol importante en la emulsión de la masa, e incluso en la activación de algunos tipos de levaduras. Eso sí, evita el azúcar refinada y no pongas más de la cuenta. En nuestro caso, agregamos una parte de azúcar rubia disuelta en las 4 yemas de huevo que teníamos separadas y, al final, añadimos stevia hasta conseguir suficiente dulzor.
Paso 3. ¿Qué grasa utilizar? (1 medida de aceite neutro)
Lo más común es utilizar mantequilla, pero nosotros optamos por aceite de girasol, que hará la masa más ligera. Pusimos la misma cantidad que de la mezcla de azúcar y yemas.
El aceite de canola (colza o raps) también es una excelente opción, especialmente porque el cuerpo lo elimina con mayor facilidad. Si bien, en ambos casos debemos tener cuidado y fijarnos en las etiquetas, el segundo es uno de los productos más manipulados genéticamante a nivel mundial, de manera que debemos poner especial atención.
Paso 4. Aromatizar y añadir leche (1 medida de coco rallado, esencia y 1 vaso de leche desnatada)
Ralladura de piel de limón o naranja (evitando la parte blanca que tiende a amargar las preparaciones), semillas de anís, vainilla, licores o la esencia que más te guste. Esto, además darle un toque muy especial y agradable a los bizcochos, evitará que huelan a huevo. Como el nuestro es de coco, utilizamos 1 medida de coco rallado y dos cucharadas de esencia para acentuar el aroma.
La leche desnatada que añadimos tiene como objetivo darle suavidad y volumen a la masa.
Paso 5. Incorporar con movimientos envolventes
Al momento de mezclar los ingredientes, hazlo con suavidad intentando que las claras que montaste al comienzo, pierdan la menor consistencia posible y la masa siempre nos parezca espumosa.
Paso 6. Tamizar el harina y los polvos de hornear
Evita las harinas con polvos de hornear añadidos: no sabes si serán suficientes o si son los adecuados para un bizcocho.
Cuando vayas a añadirla, ayúdate con un colador o un tamiz. Además evitar que pasen grumos a nuestra masa, la airearemos ligeramente con este simple paso. Tamiza también los polvos de hornear.
Paso 7. Utilizar la cantidad suficiente de harina
Es muy difícil determinar a priori cuánta harina se necesita ya sea para un bizcocho u otra preparación, incluso tomando la receta de un libro. Esto, debido a que los vasos, las tazas, las cucharas, los huevos y demás que tenemos en una y otra casa, difieren entre sí. Incluso si midiésemos en básculas y jarras milimetradas, la temperatura a la que estemos, seguiría haciendo que cualquier medida dada en números sea imprecisa. Por eso, te recomendamos añadir harina hasta dar con la textura que buscas, es decir, ni muy floja ni muy pesada. Que cueste un poco batirla, pero que se deje.
Paso 8. Hornear adecuadamente
a) Molde: cuando se pone en el molde, lo más común es enmantequillar y/o enharinar el fondo y las paredes para poder retirarlo con facilidad cuando esté preparado. El truco más seguro para que no se pegue es, en lugar de lo anterior, poner papel de aluminio (como si fuese un molde interior) y quitarlo al final.
b) Precalentar: encender el horno a temperatura media (200ºC) unos 5 minutos antes de meter el bizcocho
b) Alternar el calor: al introducir el bizcocho, poner el fugo sólo con los quemadores de abajo por aproximadamente 20 minutos. Transcurrido este tiempo, hornear por ambos lados por 20 minutos más.
c) Comprobar la cocción: no abras el horno hasta que hayan transcurrido al menos 40 minutos o se bajará el bizcocho. Es el tiempo aproximado que tarda en hacerse, sin embargo, esto dependerá de diferentes factores (humedad de la masa, grosor del molde, clima, estado del horno, etc.) de manera que debes comprobar pinchando en el centro con un palillo o un cuchillo afilado. Si no saliera limpio de masa, es necesario darle más tiempo de cocción: baja la temperatura y vuelve a poner el fuego sólo por debajo.
d) Enfriar antes de cortar: espera a que termine de salir vapor para que no se rompa o apelmace.
Parecen muchos pasos, pero todo es muy sencillo y el resultado te dejará muy contento. ¡Pruébalo!
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